Siempre me pregunte como seria ser padre y si realmente sería un buen padre, creo que esta pregunta se va resolviendo poco a poco junto al aprendizaje diario, porque nadie nace sabiendo ser el mejor padre, si tenemos un modelo, en mi caso ese súper héroe que tenemos cuando niños y lo único que queremos es ser como él, es en este momento cuando aprecio lo que hicieron mis padres por mí, porque me formaron y enseñaron que ser padre es sacrificar mucho sin importar lo que pierdas, porque siempre ganas sonrisas de tu bebe, a tener la valentía para aceptar lo que mi hijo decida hacer en su vida a pesar de que sus sueños no coincidan con los nuestros, somos personas diferentes que nos une el amor.
No miento que a veces puedo sentirme vulnerable, tener miedo, y confirmar que ya no importa el porqué, no tienes más opción que hacerlo bien, y en ese momento descubrir que ya puedes con todo lo que venga, porque todo vale la pena por y para tu hijo, mirar a los ojos a la vida y sonreírle, y aprender que el mundo es un espejo que refleja lo que tú le das.
Ser padre en definitiva es un regalo que solo puedes comprender cuando llega a ti, saber lo difícil y largo que será el camino, pero todo tiene recompensa y en este caso es el verdadero amor, un amor incondicional y sin barreras, un amor puro y sin malas intenciones, ese amor que hace que tu corazón no deje de latir, ni tampoco de sorprenderse, UN AMOR VERDADERO.
Ser padre es sinónimo de amor…
“Cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre”.
Marco Baeza.
Profesor de Educación física y papá.